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¿Qué ver en Ámsterdam en un día? de la ilusión a la realidad

Vamos a hacer un recorrido por la capital de Países Bajos y te contaremos que se puede ver en Ámsterdam en un día. Con horarios y precios.


En este artículo te mostramos ¿qué ver en Ámsterdam en un día? A qué cosas entramos, a cuáles no, por donde caminamos. La lección más grande del día prohibido idealizar un lugar, para que no te pase lo que me paso a mí.

Llegando a Ámsterdam

El plan era pasar 2.5 días en Ámsterdam. Por fin visitaría la ciudad que deseaba conocer desde que empece a viajar por Europa por allá de 2006. Llegaríamos al aeropuerto de Schiphol y tomaríamos el avión de regreso de Rotterdam, ya que salía más económico.

Hacia Amsterdam
Hacia Amsterdam

Al llegar al aeropuerto de Schiphol tomamos el tren hacia Amsterdam Zuid (nuestro hotel estaba cerca de ahí).



¿Qué se puede ver en Ámsterdam en un día?

Llegamos al centro de Ámsterdam con el tranvía, llegamos a la plaza principal, listos para empezar a ver lo que la ciudad nos ofrecía para visitar.

Iglesia Nueva (De Nieuwe Kerk)

De Nieuwe Kerk la iglesia más importante de la ciudad. Si solo vas a ver una iglesia en todo Ámsterdam, de preferencia que sea esta, ya que aquí se casaron Máxima y Guillermo, pero ni eso me impulsaba a pagar el precio de la entrada, al menos pude ver un poco por fuera. De hecho, lo que si visitamos gratis fue la tienda de souvenirs y un nivel superior donde tienen fotos de los reyes y otras cosas y se aprovecha para ver un poco más de la iglesia.

Horario: de 10 AM a 6 PM
Precio de la entrada: 12.50 €

Callejeando…

Después dela visita express a la iglesia, nos fuimos caminando sin rumbo fijo por las calles. Veíamos cosas bastante curiosas, las clásicas bicicletas que se pueden ver por todo Ámsterdam, etc. ah y un cierto olor empezaba a inundar el ambiente.

El museo Van Gogh

Después de comer nos dirigimos al Museo Van Gogh, que era el único que si o si teníamos que visitar. Ese pintor tiene mucho significado para nosotros, Vicente es de Arlés y allá hay toda clase de referencias a este pintor… y yo por una canción que hace referencia al cuadro Starry Starry Night que esperaba ver por fin en persona.

A lo largo del recorrido por el museo van contando la vida de Van Gogh, la verdad me dio mucha tristeza ver como fue pobre toda su vida. La pasó realmente mal, además estaba enfermo y no lo pudieron ayudar. En fin, termino suicidándose. Muy triste. Y pensar que ahora sus cuadros valen una fortuna y sería millonario.

Horario: de 9 AM a 6 PM
Precio de la entrada: 19 €

Y ni modo, me quedé con ganas de ver el Starry Starry Night. Pero después me enteré de que esa obra no estaba en ese museo, si mal no recuerdo estaba en NY.

El Rijksmuseum

Este es, el museo más importante de la ciudad. Muchas obras de arte y por ende había mucha fila para entrar. Como en todo, había que elegir y preferimos visitar el Van Gogh en lugar del Rijks por el significado que tenía para nosotros en lo personal, así que el Rijksmuseum solo lo vimos por fuera y de lejos. 

Por cierto, ya para el museo de la casa de Ana Frank ni ánimos de asomarnos tuvimos, era ya tarde y había visto que de una larga fila era difícil salvarse. Por lo que, si quieres visitar este museo, acude temprano.

Desgraciadamente, al decidir qué ver en Ámsterdam si sólo dispones de un día, tendrás que escoger ya que será bastante difícil ver los tres museos en un día. Al menos, verlos de manera relajada.

Nota: las letras de la ciudad ya no se encuentran aquí

Horario: de 9 AM a 5 PM
Precio de la entrada: 20 €

El canalito

Después de atravesar el edificio del Rijksmuseum terminamos frente a un canal y unas bancas que nos invitaban a sentarnos un rato y así lo hicimos. Fue bastante divertido ver que pasaban un sinnúmero de embarcaciones.

Más de las calles de Ámsterdam

Y después seguimos caminando un poco más, al mismo tiempo buscando un lugar para cenar. Al final cenamos en un restaurante argentino, que por cierto nunca había visto tal cantidad de restaurantes argentinos en una ciudad, ¡son realmente populares! ¿será acaso por la reina?

Las tres equis, al principio las veía en las tiendas y pensé que venían todas de entretenimiento adulto, pero no. Luego la empecé a ver el mismo símbolo en edificios públicos y fue cuando empecé a cuestionarme que tal vez se trataba en serio del símbolo de la ciudad, y sí lo era.

El Barrio Rojo

Mientras caminamos de prisa hacia el museo Red Light Secrets, ya que cerraba pronto, vimos como el barrio rojo (ahora que ya estaba oscuro) brillaba en todo su esplendor, no sé cómo describir lo que veían mis ojos mientras caminaba. Las ventanas rojas, los “teatros” que tenían largas filas de solo hombres (íbamos tan rápido que ya ni me podía parar a ver que estaban regalando) en fin… cuando ya por fin llegamos al museo ahí vamos. Este es un sector que hay que ver en Ámsterdam, aun si solo dispones de un día.

Red Light Secrets

En este museo, una de las cosas que pone en situación al visitante son las ventanas rojas, en las cuales te invitan a sentarte. Ahí estamos, viendo hacia la calle con la luz roja sobre nosotros en la ventana.

Horario: viernes y sábado de 11 AM a 11 PM, el resto de la semana cierra a las 10 PM
Precio de la entrada: 14.50 €

Gracias a sus horarios tan extendidos, es un lugar ideal para incluir al preguntarte ¿qué ver en Ámsterdam en un día?

Recreación de las recámaras

Después de la ventana, otra de las cosas que hay que ver es una réplica de una recámara de las que usan las trabajadoras del barrio, es realmente pequeña, y la cama ni se diga. Ahora sí que van a lo que van. De hecho, así es, se cobra por el acto, dure lo que dure. Como las trabajadoras necesitan pagar la renta de la ventana, que son unos 150 euros por noche, tienen que ser de lo más veloces.

Eso sí, también nos explican que hay otro tipo de lugares en los cuales se cobra por tiempo, así que el interés de que el cliente se sienta a gusto y no se quiera ir es lo principal, así que cuentan con todo lo necesario.

Testimonios y confesiones

En las habitaciones se pueden leer testimoniales y hay de todo, desde personas que fueron llevadas ahí con mentiras, con promesas de una carrera de baile o modelaje, hasta otras que lo hacen para pagarse sus estudios y dicen que cuando puedan trabajar en su profesión lo dejaran. También hay otros testimonios que dicen que les gusta. En fin hay de todo.

También hay otra sala dedicada al sadomasoquismo.

Ah y otro dato interesante: las trabajadoras cobran en promedio 50 euros por acto, pero eso sí, como ya habíamos visto antes, tenía que ser ¡más que rápido!

Al final del museo, dejan un espacio para que los visitantes se “confiesen” y dejan sus papelitos en un muro… uy uy uy lo que hay para leer.

Y de nuevo a caminar por el barrio rojo. Y al ver a las chicas en las ventanas sentía pena, no por el trabajo que hacen. Lo que me daba pena era pensar que había algunas que estarían ahí a la fuerza.

El barrio rojo
El barrio rojo

¿Me gustó Ámsterdam?

No sé explicar bien la razón, pero la ciudad no me encantó, no es que me desagradara, simplemente no hubo conexión. Para esto tengo que aclarar que:

– No es por los precios caros, hemos estado en otras ciudades con precios así y no nos ha desencantado por eso
– No, tampoco fue por las largas filas de muchos de los lugares
– Nadie nos trató mal ni groseramente, de hecho la gente es muy cortes y amable
– No es por la invasión de turistas, nos hemos visto rodeados de aún más turistas y no afecta (aunque claro, siempre nos gustaría que estuviera vacío, ¿a quién no?)
– La ciudad es bonita, tiene mucho que ofrecer y merece ser visitada

Pero ¿qué sucedió?

Pero para mí, simplemente no hubo encanto. Creo que la razón de esto fue que desde que crucé el charco en 2006 Ámsterdam fue una de las ciudades que quería visitar y siempre la deje para después, pero idealizando el momento de ir desde aquel entonces y nunca fui, hasta ahora. Ahora que ya he visto muchas cosas. Con las expectativas (o ilusiones) que tenía al principio de mi vida viajera. No sé cómo explicarme, pienso que la idealicé. Y como pasa con las personas, cuando las idealizamos y las conocemos en persona y vemos que no son perfectas, pues, nos desilusionamos. Admito que el olor de cigarrillos felices que pululaba por todas partes tampoco ayudo, pero esto fue lo de menos.

Vicente lo atribuye también (al menos para él) al hecho de que ya vimos Bruselas y Copenhague, que si las juntas hacen un poco la mezcla de las dos.

Cambio de planes de última hora

Normalmente, no llego a mis “conclusiones” en el primer día, siempre espero a ver todo lo que pueda y después dar mi opinión. Pero después del agridulce que comente en el párrafo de arriba, sentía que ya no quería visitar más de Ámsterdam, ¿por qué? De nuevo no lo sé, simplemente lo sentía así.  La única cosa que quería ver era la Sinagoga Portuguesa y porque tenía curiosidad de ver una sinagoga por dentro, cosa que no había podido hacer.

Así que hubo cambio de planes: el que seria día 2 de Ámsterdam, se convertiría en 1) Sinagoga Portuguesa y 2) Visita de los molinos de Zaanse Schans… y el día 3 en lugar de quedarnos hasta medio día, partiríamos temprano para darnos una vuelta por Gouda.

Lección del día

Al analizar mis sentimientos de ese día, las lecciones que me quedan son: no idealizar y no dejar un lugar que tengo muchas ganas de ver para después, que tal vez más tarde ¡ya no será lo mismo!

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Olga Grijalva

Soy una viajera y creadora de contenido de viajes con 17 años de experiencia. Mi objetivo es compartir información útil para ayudarte a planear tus aventuras. He visitado más de 40 países y estoy emocionada por compartir mi experiencia contigo.

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