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Una visita a la bahía de los Delfines en Bocas del Toro

¿Buscas una experiencia linda con algunas de las criaturas más hermosas del mar? La Bahía de los Delfines en Bocas del Toro, ¡es el lugar para ti!, acá te cuento que puedes ver.


Bocas del Toro es un archipiélago frente a la costa de Panamá; es conocido por sus aguas cristalinas de color turquesa, playas de arena blanca y selva exuberante. La bahía de los Delfines es uno de los muchos lugares hermosos para visitar en Bocas del Toro y te lo mostraremos aquí para que lo consideres en tu próximo viaje.

Hay que sentirse muy afortunado si se tiene la ocasión de poder ver en persona el esplendor de la naturaleza. Así como es, sin espectáculos, sin entrenadores, sin jaulas. Ese era el objetivo de mi primera visita en Bocas del Toro, Panamá. Emprendimos el viaje en lancha… ¿Se cumplió el objetivo? Acá les cuento.

Delfin nadando

¿Cómo ir a la bahía de los delfines en Bocas del Toro?

Para ir, hay que tomar una lancha que puedes contratar ya sea ahí estando en Bocas del Toro o también la puedes contratar con anticipación. Por ejemplo, esta excursión hacía Cayo Zapatilla incluye la visita al bahía de los delfines.

En mi caso, salí en una lancha azul, la cual ya estaba contratada con anticipación, para adentrarme en el mar y conforme iba avanzando podía ver a lo lejos el lugar que había dejado: Bocas del Toro y sus locales que dan hacia el mar. Casi todos tienen su “estación” para embarcaciones y hay de todo: hoteles, restaurantes, escuelas de buceo, estación de policía, oficina de turismo (sí, cuando digo que hay de todo es que hay de todo).

A lo lejos ya no se podía distinguir que cosa era cada edificio, solo se veía una hilera con cuadros de diferentes colores sobre el mar.

Empieza la navegación

Avanzábamos y el mar estaba tan calmado, si giraba la cabeza por donde fuera sea veía tierra (esto debido a la gran cantidad de islas que hay) así que hubiera fácilmente podido creer que estaba en un enorme lago. Podía ver a los pelícanos ir y venir o algunos se posaban tranquilamente sobre las aguas mansas. El reflejo de las nubes en el agua hacían que pareciera un enorme espejo.

Mar en calma

¿Qué ver en la bahía de los delfines?

Una vez en Bocas del Toro, nos dirigimos hacia la bahía de los delfines, un lugar al que los cetáceos se acercan para realizar el apareamiento. En el periodo en el que llegué, que fue fines de septiembre, los apareamientos ya habían terminado, así que bien podía no ver un solo delfín. Ni modo, me dije.

Delfines o más bien delfín

De cualquier modo el lugar y los paisajes eran muy bonitos, cuando de repente que veo un delfín salir del agua: su silueta gris y su característica aleta. Ahí va, una, otra vez, sale de un lado, del otro. Ya no sabía hacia donde apuntar con mi cámara, tenía los ojos bien abiertos, la adrenalina al máximo.

Y así como llegó se fue. En el mar también se podían ver una gran cantidad de medusas enormes, las cuales parece ser que no son venenosas y son un suculento alimento para los traviesos mamíferos. En ese momento me dije que ya había logrado el objetivo: pude ver delfines (aunque fuera uno) en libertad, ¡qué felicidad!

Pelícanos

En el camino nos encontramos con otra embarcación con turistas que seguramente venían buscando lo mismo que yo. También pude ver a unos pelícanos tomando el sol en las alturas de un árbol.

Estrellas

De repente llegamos al camino de coral y estrellas. Ahí fue donde vi lo que era el manto verde que pude ver al aterrizar: son unas plantas que crecen sobre el agua y parecen una alfombra que se extiende por varias partes del mar. Estas plantas crean pequeños “caminos” en los cuales se pueden ver coloridos corales (había unos de color rojo que se incrustaban en las raíces de estas plantas acuáticas).

El camino estaba tapizado de estrellas de mar. No podía parar de tomar fotos a los corales y las estrellas. Las tocaba con los ojos y eso para mí ya era suficiente.

Estrellas y corales

Seguimos nuestro camino y… sorpresa

Se llegó el momento de partir hacia la siguiente etapa de la visita: Cayo Zapatilla. Para esto había que ir a mar aún más abierto. Allá vamos.

Los delfines habían quedado atrás, o eso creía. Cuando de repente aparece una silueta gris, una, y otra, y otra vez. Pero esta vez no era uno solo. No tenía que hacer nada, estaban ahí y ya, había que aprovechar el momento.

Foto, foto, foto, ¿por qué lado saldrán?, misterio, apunta a la cámara y a ver si hay suerte, foto, foto. ¡Vienen por debajo!, foto, foto, foto, no pregunto, solo tomo las fotos que pueda ya después veré si salieron bien.

¡Qué lindos!, así como llegaron se fueron. Quedé algo temblorosa una vez que partieron, creo que fue el efecto post-adrenalina.

Después de que paso el torbellino pude ver con detalle las fotos que tomé y resulta que había una madre con su bebé (se ve en la cuarta foto). Era una familia completa que se cruzó con nuestra embarcación, para mi buena suerte. Con la naturaleza es así, se deja ver si quiere, si no, pues, ni modo.

Queremos dar un agradecimiento a la Autoridad de Turismo de Panamá bajo la Coordinación del departamento de Comunicaciones Internacionales por el apoyo brindado durante la realización de este viaje.

Tengan siempre presente que a pesar de la colaboración realizada en este viaje todas nuestras opiniones e impresiones son totalmente libres.

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Olga Grijalva

Soy una viajera y creadora de contenido de viajes con 18 años de experiencia. Mi objetivo es compartir información útil para ayudarte a planear tus aventuras. He visitado más de 40 países y estoy emocionada por compartir mi experiencia contigo.

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