Un ser muere a las orillas del rio Ganges y no podía imaginar lo que sucedería después.
Cuando un ser tiene la vida, lo único que tiene asegurado en este mundo es la muerte. El ciclo de la naturaleza lo dicta así. Y en la naturaleza la muerte de unos significa la vida de otros, el interminable ciclo de la cadena alimenticia. Todo eso es bien sabido pero en Varanasi tuve la oportunidad de verlo todo con mis propios ojos y fue impresionante.
Estaba sentada en uno de los ghats frente al río Ganges, viendo ir y venir a la gente, disfrutando de uno de esos pocos momentos de total anonimato de los que gocé durante mi estancia en India. Fui lo suficientemente invisible para ser testigo de la cadena alimenticia en su apogeo.
Como les decía mientras veía pasar a la gente de repente a lo lejos veo una rata que sale de la nada, se encuentra tumbada en el piso y comienza a convulsionarse. Parecía un final inminente, llego un momento en que ya no lucho mas y su cuerpo quedo inerte en el ghat. Ahí duró bastante rato, la gente pasaba y nadie le prestaba atencion. Hasta que uno de los muchos perros callejeros que andan por India le presto algo de atencion, ahí pense que el cuerpo del roedor pasaría a ser comida para el can, pero la atencion se limito a intentar jugar con el cuerpo sin vida, después de un rato el perrito se aburrió y se fue.

Ya casi me iba del lugar cuando en eso veo a varias aves rodeando el cuerpo del roedor, eran aves negras con anaranjado y en ese mismo momento veo lo que yo creía que era un ave carroñera dar vueltas e ir bajando poco a poco.

Ahí sí, pensé, ya se convirtió en comida el cadáver y así fue pero no como lo esperaba. El ave no era carroñera si no un ave rapaz y, en lugar de comenzar a comerse la rata en el piso, con un movimiento veloz y ágil tomo el cuerpo y lo llevo con ella.

Fue un momento muy emocionante, primero porque hizo algo que no me esperaba y segundo: una escena así la había visto solo en documentales. Por fin había podido ver un ave rapaz en acción incrustar sus garras en la presa y llevársela.

Hasta tuve el espectáculo de la pelea en el aire en la cual otra ave de rapiña intenta robar el botín de su compañera, sucedió rapidísimo pero creo que no lo logró por lo que el ave de la foto muy probablemente pudo llevar el cuerpo inerte al nido para alimentarse y alimentar a sus polluelos.

Un detalle interesante que me comentó Vicente, el cual yo no observé por estar concentrada en el rapaz, fue que las aves negras con naranja al ver que el rapaz se acercaba se les veía asustadisimas. Seguramente pensaban “a mi no, por favor” y se han de haber sentido aliviadas cuando vieron que fue el roedor al que se llevaron. Una presa fácil para el rapaz a final de cuentas ya que no podría oponer resistencia.

Y así fue como la muerte de un animal se convirtió en la continuidad de vida del otro… la cadena alimenticia sin fin.

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Woooowwwww…….que sensacional experiencia. Como bien dices……eso lo mira en algunos documentales.
Felicitaciones y gracias por compartirlo, la narración asociada a las fotos te lleva a esa historia.
Si, fue muy emocionante verlo en persona 🙂
Excelentes fotos y la narrativa envuelve 😀
Gracias 🙂 🙂
Me han encantado las fotos y tu relato de círculo vital. Chulisimo! Y muy emocionante. Un abrazo
Gracias Vero, la emocion fue enorme!!!
Por la forma en que murió la rata, no habrá estado envenenada? Si fue así, pobre del ave y sus polluelos! Hermosas las fotos y muy atrapante la historia!
Buena pregunta, yo espero que haya muerto de algo que no haya hecho que se enfermen los que se la comieron 😮
Gracias por tu comentario 🙂
Saludos!