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Visitas y reencuentros ¿Qué ver en Fukuoka?

Visita de Fukuoka, ciudad en el sur de Japon. Que ver y hacer en dos días.


Regresamos a Fukuoka después de que hace un tiempo la pisamos solo para tomar el metro hacia el aeropuerto. Esta vez si tendríamos tiempo de visitarla y de tener un reencuentro memorable con unos amigos muy queridos que conocen perfectamente la cultura e idioma japonés (fue como cuando juegas un videojuego y tienes la llave para los niveles secretos). Te mostraremos lo que pudimos ver en Fukuoka en grata compañía.

Que ver en la ciudad de Fukuoka en Japón

Aquí van nuestras visitas por Fukuoka, para que se den una idea de lo que se puede ver en dos días por la ciudad:

Templo Tochoji

Este templo budista Shingon, según la leyenda, fue fundado en el 806 y desde 1992 hospeda al “Buda Gigante de Fukuoka”, algo que hay que ver. El cual tomo 4 años para ser fabricado. La estatua tiene 10.8 metros de alto y pesa 30 toneladas. Es la mas grande estatua de Buda hecha de madera en Japón. Por desgracia no dejan tomar fotos y por respeto a las reglas no me atreví a hacerlo, aunque a otros no les importo y lo hicieron :/

Entrando al Tochoji

Para llegar hay que tomar el metro hasta la parada Gion, de ahí está muy cerca y las indicaciones son muy buenas. Al llegar nos reciben en la entrada los “guardias” con cara de pocos amigos, pero ya estábamos acostumbrados, así que entramos sin miedo.

El lugar tiene dos edificios que llaman la atención: una pagoda de color naranja-rojo brillante y el salón principal donde se encuentra el tatami donde seguramente se llevan a cabo las ceremonias. Curioso fue que cuando entramos se encontraba un grupo de visitantes vestidos todos iguales (con una bata gris), ya se iban y se estaban tomando fotos de recuerdo.

Templo y pagoda

El lugar se recorre fácilmente y hasta tiene tienda de souvenirs donde me compre un charm de rilakkuma (ya no me era extraño ver que vendieran artículos de caricatura en los templos). Además que seguí con mi colección de sellos.

En el camino hacia nuestro siguiente lugar nos topamos con automóviles y no pude resistir de tomarles foto, como hice en Nara, ya que tienen una forma de cajita de zapatos, y luego en el río nos encontramos entre las carpas grises a un enorme pez koi blanco con manchas rojas en la espalda, pensé que tal vez se habría escapado de algún lugar. Ahora nadaba libre por el río.



Santuario Kushida

Este santuario sintoísta, conocido entre los locales como “Okushida-san”, fue construido en el 757 y acoge festivales que son famosos en todo Japón como el “Festival Hakata Dontaku” y el “Hakata Goon Yamakasa”. Aquí, a diferencia del templo anterior, pudimos ver mucho más color y las clásicas puertas torii que se pueden ver en los sitios sintoístas. En este lugar había un pequeño camino de torii que me recordó al Fushimi Inari de Kioto. Aquí había muchas menos, solo 27.

El reencuentro con Fernando y Hiroko

Después de visitar el santuario nos dirigimos a la estación de tren Hakata que es donde llegarían nuestros amigos provenientes de Hiroshima (si mal no recuerdo). Hiroko es japonesa y vive en México, así que la razón de venir a Japón no era solo turística como podrán imaginar. El reencuentro era muy especial, ya que a ella no la veíamos desde nuestra boda y a él lo vimos un poco después de la boda, pero igual hacía muchos años que no estábamos los cuatro juntos.

Después de esperar (im)pacientemente en la estación, por fin nos vimos ¡qué emoción!

Los acompañamos a su hotel a dejar las maletas y de ahí nos fuimos a comer. Por esta vez fue un restaurante normal, nada especial, comimos cosas que ya habíamos podido probar por nosotros mismos (en mi caso fue un pollo al curry) pero esta vez disfrutamos de nuestros amigos japoparlantes y no batallamos nada.

Comiendo juntos después de mucho tiempo 🙂

Centro comercial Canal City

Cuando me topaba con imágenes sobre que ver en la ciudad de Fukuoka siempre me aparecía una enorme pared rosa con azul y un canal. Ahora ya vi lo que es, se trata del centro comercial “Canal City” el cual se divide en varios pisos. Aquí la visita depende de los gustos de cada quien, nosotros nos dejamos llevar por nuestros amigos conocedores.

Cuando Fernando me preguntó que si conocía la tienda Muji le dije que no y rápidamente nos llevó a su interior. Había de todo, en cada lugar nos entretuvimos un buen rato y hasta nos pudimos tomar un café en el interior de la tienda. Yo me compré una blusa y varios artículos de papelería muy japoneses.

Al salir ya había obscurecido y la fuente con el juego de luces era un lindo espectáculo para ver.

El centro comercial es una de las imágenes de la ciudad

Torre de Fukuoka

De nuevo tomamos el metro y al salir llovía, ni modo el agua nos acompañaría hasta la Torre de Fukuoka, pero no importa la teníamos que ver. Después de la Torre de Kioto y el Tochoo esta sería mi tercera torre en Japón (ya podía comenzar una colección, a la que siguieron las torres de Tsutenkaku y Yokohama).

Quiero dejar los detalles de cómo visitar esta torre en un artículo aparte. Lo que les puedo contar ahora, es que al llegar en época cercana al halloween desde lejos se podía ver el juego de luces en el alto edificio haciendo alusión a las calabazas.

Luego al entrar y subir el elevador llegamos a una parte donde había disfraces varios y uno se podía tomar divertidas fotos alusivas a Halloween. 

Fue aún más divertido, ya que estábamos los cuatro juntos, después le dimos la vuelta al piso y nos deleitamos con las vistas de la ciudad. Luego vimos la sección dedicada a las parejas en donde hay un enorme corazón en el cual uno se puede tomar fotos. Nos entretuvimos un buen rato en la torre.

La Fukuoka Tower

Comiendo Shabu Shabu

Después de tanta visita y compras de nuevo nos dejamos guiar por nuestros amigos y terminamos en un restaurante donde absolutamente todo estaba en japonés. En la entrada era incapaz de poder leer algo, así que nos limitamos a confiar, eso sí al entrar al restaurante nos dimos cuenta de que el precio era algo caro (tipo 80 euros por pareja) y estuvimos a punto de irnos, pero después de pensarla un rato dijimos “inguesu, solo se vive una vez” y fue la mejor elección que pudimos hacer.

La experiencia de comer Shabu Shabu con amigos fue inolvidable, parecía surrealista pensar que estuviéramos ahí los cuatro y aún más cuando llegaba la chica que nos atendía en un kimono perfecto y nos hablaba con voz suave.

En este restaurante fue donde realmente sentimos que tuvimos acceso a los niveles secretos del videojuego (la llave, nuestros amigos) porque realmente hubiéramos sido incapaces siquiera de entrar al local, ya que no entendíamos lo que estaba escrito fuera.

Comiendo Shabu Shabu

Un nuevo día comienza y una entrega pendiente

Como ya les dije había años que no veía a mi amigo Fernando, unos 6 si mal no recuerdo. Pues bien, él colecciona mapas y durante esos 6 largos años le estuve guardando los mapas de los viajes que realizábamos (si son lectores del blog ya podrán imaginarse que durante ese tiempo hicimos bastantes).

Y el día de entregárselos había llegado, fue una gran emoción la que tuve al darle lo que con tanto cariño le guardamos por tanto tiempo: mapas de Iran, Corea del Sur, Peru, Doha, entre muchos otros países y ciudades.

Entrega de mapas a mi amigo Fernando

Parque Ohori

Este parque se recorre con calma, uno se puede tomar un café, sentarse en una banca a observar a la gente que pasea en bote. En el camino nos encontramos con una estación de reflexología (o algo así), la idea era quitarse los zapatos y caminar por un piso que tenía formas diversas para “masajear” los pies.

Pudimos ver flores de varios colores, a pesar de ya ser otoño, en resumen: un paseo muy bonito.

Parque Ohori

Castillo de Fukuoka o lo que queda de él

Muy poco queda para ver de lo que fue el castillo de Fukuoka, realmente lo que se puede ver son las bases de piedra que había, ya que la estructura, de madera, ya no está. Eso sí, recorrer el lugar es muy relajante y hay un punto desde el cual se tiene una buena vista de la ciudad (no como en la torre, claro está). Aunque la tranquilidad se acabó cuando nos encontramos con una banda de cuervos que hacían un ruidazo.

Después de visitar el lugar nos dirigimos a uno de mis locales de comida rápida preferidos: Yoshinoia, y me reencontré con el plato de arroz con carne y huevo que tanto me gusta (y con la ayuda de Hiroko y Fernando pude ordenar en japonés, ¡yupi!)

Santuario Suikyo

Ya nos encontramos en la zona de Tenjin y nos detenemos en este santuario. Contrasta ver algo así entre los altos edificios de esta zona de Fukuoka. Es como un encuentro entre el pasado y el presente, que conviven en armonía. Rápidamente, me doy cuenta de que se trata de un santuario sintoísta al ver las torii que nos reciben.

Aquí también vemos estatuas de vacas y al ver la caja con los papelitos que dicen la suerte. Primero veo que está todo en japonés, pero me animo a agarrar uno. Dejando el dinero claro esta (ellos confían en que pagaras, ya que no hay nadie verificando), y efectivamente al abrirlo no entiendo nada. Cero pánico. Hiroko viene al rescate y empieza a leerme la suerte. Aunque si no hubiera estado ella ahí para ayudarme, habría usado una de mis apps indispensables para viajar para poder traducirlo.

Me salió un papel bastante bueno, así que no lo deje hecho nudo en el lugar donde se dejan los papeles que no salen tan agraciados. Recuerdo que vimos eso en Kioto pero con un árbol.

Santuario Suikyo

Don Quijote

Al seguir caminando por Tenjin, Fernando nos preguntó: ¿conocen la tienda don Quijote?, me sorprendí al escuchar ese nombre y le dijimos que no. Así que rápidamente nos llevó a la primera que vimos (o más bien nos lo dijo porque ya la había visto).

No sabía que iba a encontrar dentro, empecé viendo dulces y calcetines. Pensé que hasta ahí quedaría, pero no, cuando digo que hay de TODO hay de todo.

Y va desde ropa, souvenirs japoneses, figuritas de sanrio, rilakkuma y mangas, bolsos de lujo. Y estas son de verdad, ya que la piratería en Japón no se da tan descaradamente como en otros países vecinos.

El acabose fue ver un pasillo con una cortina.

Me atreví a abrir la cortina.

OH sorpresa hahaha tenían juguetes sexuales y películas del mismo género, además había gente ahí así que me sonroje y rápidamente cerré la cortina.

En resumen, es una tienda que tiene de todo literalmente. Fue aquí donde por fin encontramos los Kit Kat con Wasabi.

Aquí encuentras DE TODO

Paseo por Tenjin y comida en un Yantai

Dimos una vuelta por el sector de Tenjin, lleno de centros comerciales y grandes edificios, todo muy animado. Y descubrimos algo: si uno tiene necesidad de ir al baño se puede entrar a una convenience store y usar el sanitario.

Nuestra amiga Hiroko lo hizo sin pensar y luego nos explicó que era totalmente normal en Japón. Primero temerosa de que me fueran a decir algo por usar el baño y no consumir nada fui, pero después que ya vi que no pasaba nada fue todo un descubrimiento.

Si el Shabu Shabu había sido un nivel secreto desbloqueado, gracias a nuestros amigos, lo que seguía lo era aún más: comer en un auténtico Yantai en Fukuoka algo que hay que ver, o más bien comer. Los yantai son puestos callejeros de comida. Algo como los puestos de tacos para nosotros, se ponen en la noche y uno se sienta en el puesto a comer.

Está bien, no es que estuviera del todo imposible para nosotros. Había algunos, pero muy pocos, que tenían escrito que había menú en inglés. Pero la verdad sin nuestra compañía japoparlante hubiera estado mucho más cohibida y no hubiera sabido que pedir, en cambio, nuestros amigos rápidamente leyeron el menú y nos pidieron cosas deliciosas (yo además me pedí mi tradicional ramen).

Después los cuatro nos pusimos a platicar con un señor japonés, bueno Vicente y yo nada más escuchábamos. Muy simpático, le encantaba hospedar gente de todo el mundo en su casa, viajar e ir a los conciertos. Yo estaba maravillada de ver a mi amigo Fernando, que es mexicano, desenvolverse tan bien en el idioma japonés, ¡un orgullo!

Y después de dar otra vuelta en el sector de Tenjin, llegó el momento de despedirnos, fueron dos días intensos llenos de reencuentro y paseos por la ciudad que Juan Luis Guerra escogió para hacerle una bachata: Fukuoka, una ciudad donde hay muchas cosas lindas que ver.

Las calles de Tenjin, visitas y reencuentros 🙂
Olga Grijalva

Soy una viajera y creadora de contenido de viajes con 17 años de experiencia. Mi objetivo es compartir información útil para ayudarte a planear tus aventuras. He visitado más de 40 países y estoy emocionada por compartir mi experiencia contigo.

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