• Menu

El mirador de la cruz del cóndor, encuentro con un ave majestuosa

Acudimos al cañón del Colca, nos instalamos en el mirador de la cruz del cóndor. Esperamos pacientemente, valía la pena. Todo esto para encontrarnos con el Rey de los Andes: el cóndor. La recompensa: admirar un ave majestuosa conquistando los aires y regalándonos, de vez en cuando, una miradita.

En este artículo, te vamos a contar como hicimos para poder encontrarnos con los cóndores y como fue la experiencia (aunque ya de leer estos primero párrafos has de imaginarte que fue muy buena).

El cañón del Colca

¿Cómo llegar al mirador de la cruz del Cóndor?

En nuestro caso nos instalamos para dormir en el pueblo de Cabanaconde. Desde ahí, tomamos el autobús muy temprano que nos llevó al mirador de la Cruz del Cóndor. No hay que temer de perder la parada, hay mucha gente que se baja ahí. No se nos va a escapar el Rey de de los Andes. Aunque siempre hay que tener presente, que cuando vamos a observar la fauna tenemos que contar con el factor suerte ya que nada nos asegura que estarán ahí al cien por ciento.

Si no deseas hacerlo por tu cuenta, puedes contratar una excursión que te llevará por varios lugares del área, incluyendo el mirador de la cruz del cóndor en el Valle del Colca.



¿Por qué se pueden ver los cóndores en este lugar?

El cañón del Colca tiene una profundidad de 4160 metros y es el cuarto mas profundo del mundo. Los cóndores son animales enormes, que de ala a ala miden unos 3 metros y pesan unos 15 kilos. Siendo pesados y grandes, necesitan áreas con corrientes de aire para poder volar, que de hecho no vuelan mas bien están planeando, casi no mueven las alas, solo las dejan extendidas.

Y esa es la razón por la cual se ven a los cóndores volando en este cañón, que se pueden ver desde el mirador de la cruz del cóndor: les provee de unas corrientes de aire perfectas para poder tomar vuelo, con lo cual pueden vigilar los terrenos en búsqueda de carroña.

El encuentro con el ave majestuosa en el mirador de la cruz del cóndor

Llegamos muy temprano al mirador de la cruz del cóndor, apenas llegar vemos un letrero que no nos deja lugar a dudas (esta en inglés). Además que ahí está la cruz (del cóndor). Si deseas comprar souvenirs, aquí puedes hacerlo, ya que hay varias señoras con sombreros tradicionales de la zona que venden.

Poco a poco empezamos a notar como se llenaba el lugar, ya estaban llegando los grupos. Aun no había cóndores a la vista. Sólo había una cóndor, hembra, que parecía tímida y temerosa de empezar el espectáculo 🙂

Reserva tu hotel en Perú:

La diferencia entre macho y hembra

Antes de seguir el relato, quiero detenerme aquí, ya que al realizar la visita no tenía claro como se distinguían los machos y las hembras. Erróneamente pensaba que las aves negras con el anillo blanco en el cuello eran todos machos y que las aves de color café eran hembras, pero no. Un cóndor negro con anillo blanco en el cuello es un cóndor adulto. Luego la diferencia entre macho y hembra reside en la forma de la cabeza, las hembras no tienen cresta y los machos sí. Los cóndores de color café son jóvenes que acompañan a sus padres para aprender a volar y encontrar su alimento.

Hay que saber que los cóndores forman una pareja para toda la vida

Listos para el vuelo

Cuando ya empezamos a ver algunos cóndores empezar a volar, nos damos cuenta que ya hay bastante gente en el mirador. Es por eso que, si vas por tu cuenta, llegues temprano para que agarres un buen lugar.

Ya llegó bastante gente

Poco a poco, comenzaban a volar los cóndores, pasaba el tiempo y nos dimos cuenta de que daban varias vueltas circulares. Así comenzamos a ver que si no podíamos tomar bien la foto cuando pasaba, no había que preocuparnos ya que pasarían de nuevo. Al inicio se veían desde lo lejos y poco a poco notábamos como empezaban a acercarse. El Rey de los Andes en todo su esplendor.

El ciclo reproductivo del cóndor, incluido el cortejo, apareamiento, incubación y levante del polluelo hasta su emancipación dura aproximadamente dos o tres años

El espacio se libera

La verdad es que estábamos tan absortos, observando los cóndores ir y venir, que no nos dimos cuenta cuando el espacio se vació. Casi toda la gente se había marchado, caímos en cuenta: los grupos se habían ido. Y no es que haya quedado desierto, pero había mucha menos gente y para muestra aquí otra foto del mirador:

Como nosotros veníamos por libre y no teníamos nada planeado para el resto del día, decidimos quedarnos mientras siguiéramos viendo a los cóndores volar. Y tomamos una buena decisión, ya que la mejor cara del Rey de los Andes estaba por llegar. Siendo sincera, no tenía la más mínima idea de cómo íbamos a regresar a Cabanaconde, pero ese era un problema para después. En ese momento lo único que importaba era el Rey Cóndor.

Volver caminando a Cabanaconde no era una buena opción, ya que la distancia entre los dos lugares, si bien no es mucho, eran 13 km, que caminando si duele.

La mejor cara del Rey de los Andes

Y así, de repente, empezamos a notar como los cóndores volaban más y más cerca de donde estábamos. Incluso, hubo un momento en el que, debido a que tenía el lente abierto al máximo para poder tomarlos lo más cerca posible, me encontré con que al ellos volar encima de mí no alcanzaba a tomar la imagen debido a que ya quedaban demasiado cerca.

Ajusté mi lente y seguí tomándoles foto, muchas salieron borrosas ya que mi puntería no era la mejor 😀 además de que me consumía la emoción de tener estas aves majestuosas tan cerca.

Un cóndor puede ingerir unos 5 kg de carne en un día y asimismo puede ayunar hasta 5 semanas


El Rey (y la princesa) me miran

El rey y la princesa, ya que se trataba de un cóndor macho y un cóndor hembra joven, me voltearon a ver. De esto me di cuenta después, ya cuando me puse a observar las fotos que había tomado, se podía ver la mirada de los cóndores. Al ver las fotos se puede notar más con la hembra joven, hasta se puede ver el brillo de su ojo al hacer zoom a la foto (pero uno extremo), una alegría que conservo, los cóndores me vieron.

Y sé que no me vieron por verme, seguramente lo que pasó es que me vieron y se desilusionaron porque no era un cadáver el cual pudieran ingerir.

Otra cosa de la que me di cuenta después, los cóndores cuando comen acumulan comida de forma que el pecho se les ensancha. Y eso lo pude observar en la foto del último cóndor aquí arriba: esa mancha blanca quiere decir que se le ensanchó el pecho por haber ingerido alimento.

Hay veces que los cóndores quedan tan llenos que se les dificulta tomar el vuelo, pero este de acá no estaba tan lleno, ya que estaba volando.

¿Cómo volvimos a Cabanaconde?

Llegó un momento en el que vimos que ya no se veían los reyes de los Andes, ya habían conseguido el impulso que necesitaban para irse a explorar otros lugares en búsqueda de comida. No recuerdo cuanto tiempo nos quedamos, pero estuve contenta de poder quedarme todo el tiempo que quise.

Cuando ya dijimos que nos marcharíamos empezamos a pensar que hacer, no estábamos seguros si pasaría un camión de regreso a Cabanaconde, pero lo esperábamos con muchas ganas, y por suerte SI PASÓ 😀 (eso sí, traigan sus soles para poder pagar el pasaje y que no los vayan a dejar en la carretera).

Esto es algo que, tal vez, debí decir al inicio del artículo: antes de hacer esta visita, los cóndores me parecían animales feos y sin gracia. Pero todo cambio absolutamente al verlos. Son majestuosos y bellos. Merecen volar con libertad por los Andes para que sean los Reyes por siempre.

Algunos de los enlaces en este artículo incluyen enlaces de afiliados. Esto significa que si compran un producto aquí listado siguiendo estos enlaces, nosotros recibiremos una comisión. El uso de este enlace no incrementa el precio final para ustedes y así nos ayudan a mantener nuestro blog vivo.

Olga Grijalva Alvarez

Soy una viajera y creadora de contenido de viajes con 17 años de experiencia. Mi objetivo es compartir información útil para ayudarte a planear tus aventuras. He visitado más de 40 países y estoy emocionada por compartir mi experiencia contigo.

Ver historias