Museo del Templo Mayor, sitio arqueológico Azteca en la Ciudad de México (2024)

Si estás planeando un viaje a la Ciudad de México y te preguntas qué sorpresas te aguardan, has llegado al lugar adecuado. Como mexicana, he tenido la increíble oportunidad de visitar la capital de mi país en varias ocasiones, y una de las paradas que siempre me emociona es el Museo del Templo Mayor.

En este artículo, te llevaré a un viaje a través del Museo del Templo Mayor y el sitio arqueológico azteca en la Ciudad de México. Te contaré sobre las maravillas que encontrarás aquí, desde las impresionantes esculturas hasta los misteriosos artefactos que revelan los secretos de esta antigua civilización.

Así que, si tienes ansias por descubrir la riqueza cultural de México y aún no sabes a ciencia cierta qué esperar, no te preocupes. Estoy aquí para guiarte, ofrecerte información confiable y hacerte sentir como si estuvieras caminando junto a nosotros en este emocionante viaje. ¡Prepárate para sumergirte en la majestuosidad de la historia azteca!

Breve historia sobre el Templo Mayor

El Templo Mayor de Tenochtitlan, también conocido como “Huey Teucalli,” fue uno de los edificios más sagrados y emblemáticos del imperio azteca.

Se levantó justo en el lugar donde los antiguos peregrinos de Aztlán descubrieron algo asombroso: un sagrado nopal que crecía sobre una piedra. Sobre este nopal se posaba un águila majestuosa, con las alas desplegadas hacia el sol, mientras devoraba a una serpiente.

Aunque en sus inicios este primer santuario dedicado a Huitzilopochtli era modesto, construido con materiales como lodo y madera, marcó el inicio de lo que con el tiempo se convertiría en uno de los complejos ceremoniales más célebres de su época.

Fue fundada en el año 1325 y desempeñó un papel crucial en el ámbito cultural y económico. Sin embargo, todo cambió cuando los españoles llegaron. En 1521, Hernán Cortés tomó la decisión de transformar esta próspera ciudad recién caída en la nueva capital de lo que se conoció como la Nueva España. 

Huitzilopochtli y Coyolxauhqui

La leyenda de Huitzilopochtli y Coyolxauhqui, una narrativa central en la cosmología azteca, comienza con un evento crucial: Coatlicue, la madre de todos los dioses, estaba un día barriendo el templo en el cerro de Coatepec, cuando encontró una bola de plumas que guardó con ella.

Este sorprendente hallazgo, más tarde, la dejó embarazada. La leyenda continúa relatando cómo este inesperado embarazo llevó al nacimiento de Huitzilopochtli, el dios de la guerra, y desencadenó una feroz lucha en la que Huitzilopochtli, armado con la Xiuhcóatl (serpiente de fuego), derrotó a su hermana Coyolxauhqui y a sus hermanos, los Centzonhuitznahua, también conocidos como “los cuatrocientos surianos”.

Este mito simboliza la ascendencia de Huitzilopochtli como el dios principal de los aztecas y la afirmación de su poder sobre otras deidades.

¿Cómo llegar al Templo Mayor?

El museo tiene una ubicación privilegiada en pleno corazón de la Ciudad de México, lo que te brinda una experiencia increíble al estar muy cerca de la Catedral Metropolitana y a pocos metros de Palacio Nacional. La mejor y más rápida forma de llegar es a través del Metro de la CDMX, bajando en la estación Zócalo de la línea 2.

Si prefieres venir en auto, encontrarás estacionamientos públicos cercanos, ya que debes tomar en cuenta que el museo no cuenta con estacionamiento para visitantes.

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¿Cuál es el precio de entrada a la zona arqueológica y al museo del Templo Mayor?

El precio de la entrada general es de 90 pesos. (Actualizado 2024)

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Como nota, nosotros fuimos en un diciembre y no había mucha fila:

¿Se puede entrar gratis?

Sí. Los domingos la entrada es gratuita para todos los ciudadanos mexicanos y residentes en el país.

Además, todos los días hay entrada gratuita para los niños menores de 13 años, estudiantes, maestros, personas de la tercera edad y jubilados.

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Horarios del sitio del Templo Mayor

El sitio se puede visitar de martes a domingo entre las 9 de la mañana y las 5 de la tarde.

¿Qué ver en el Sitio Arqueológico del Templo Mayor?

En el Templo Mayor se pueden ver siete fases de construcción, en cada una de ellas se dejaba intacta la anterior envolviéndola.

La última “envoltura” fue una pirámide doble de 30 metros de altura. 

Imagina una pirámide asombrosa, con dos niveles superpuestos que representan dos montañas sagradas en la antigua cultura azteca. Al norte, a la izquierda, está el Tonacatepetl, un lugar donde los dioses guardaban el maíz, relacionado con el dios de la lluvia Tláloc.

Justo al otro lado, en la parte derecha, se encuentra el Coatepec, también conocido como la “montaña de la serpiente”. Según la leyenda, este lugar fue testigo del nacimiento del dios de la guerra, Huitzilopochtli, quien luchó valientemente contra su hermana Coyolxauhqui y sus otros 400 hermanos.

En la cima de esta impresionante pirámide de doble escalonamiento, se alzaron templos dedicados a estos dioses, como un homenaje a su importancia en la mitología azteca.

Otros sitios importantes que no debes perderte en el Templo Mayor son: la Casa de las Águilas, el Templo de Ehécatl, el Tzompantli, y el Calmecac, entre otras estructuras asombrosas.

Pero una de las gemas más deslumbrantes de este lugar es el relieve de la Diosa Coyolxauhqui. Este extraordinario monolito está situado al pie de la escalinata que te lleva al adoratorio dedicado a Huitzilopochtli.

La escultura representa a una figura femenina desmembrada, evocando el mito azteca del nacimiento de su dios supremo, Huitzilopochtli, en el Cerro Coatepec. Es una pieza que te dejará asombrado y que te conectará con la rica historia y mitología de esta antigua civilización. La que podemos ver en el sitio arqueológico hoy en día es una copia, la escultura original podrás verla en el interior del museo y es impresionante.

Otro descubrimiento emocionante en esta área se produjo en 1790, cuando se encontraron dos tesoros asombrosos en lo que hoy conocemos como el Zócalo de la Ciudad de México. Uno de ellos fue la Coatlicue, y el otro, nada menos que la famosa Piedra del Sol, también conocida como el Calendario Azteca.

Estos hallazgos arqueológicos son verdaderas joyas que te transportarán al corazón de la antigua civilización azteca. Puedes visitarlos en el Museo Nacional de Antropología e Historia.

Visita al Museo del Templo Mayor de la Ciudad de México

El Museo del Templo Mayor fue inaugurado el 12 de octubre de 1987 y se compone de 8 enormes salas que nos ayudan a conocer más del modo de vida de los mexicas.

Sala 1: antecedentes arqueológicos

En esta sala se pueden ver artefactos y esculturas que han sido encontradas a lo largo de las exploraciones arqueológicas hechas en la Ciudad de México. 

Entre los tesoros que destacan se encuentra la impresionante cabeza en basalto del dios Xólotl, descubierta en Las Escalerillas.

También, podrás admirar la majestuosa Águila Cuahxicalli, que se encontró en la Casa del Marqués del Apartado. Además, se exhiben descubrimientos recientes realizados en la Catedral Metropolitana.

Sala 2: ritual y sacrificio

Como su nombre lo dice, en esta sala veremos objetos relacionados con los rituales religiosos y es que hay que tomar en cuenta que prácticamente toda la actividad de los mexicas estaba empapada de un gran sentimiento religioso. Los rituales se realizaban acorde al calendario Tonalámatl y tenían como esencia la idea de morir para nacer y morir para satisfacer a los dioses.

En esta área, también te aguardan objetos que te mostrarán más sobre los sacrificios humanos. Entre ellos, puedes contemplar los cuchillos-rostro, así como las impresionantes máscaras-cráneo. Estas piezas te ofrecen una mirada profunda y conmovedora a las prácticas religiosas y culturales de aquel tiempo.

Además, verás objetos relacionados con las ofrendas funerarias que se hacían, entre ellas destacan la llamada Ofrenda 17.

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Sala 3: tributo y comercio

En esta sala, encontrarás una colección de objetos que cuentan historias de tributo, tanto aquellos obtenidos mediante la conquista en la guerra como aquellos adquiridos a través del comercio con diversas comunidades. Estos tesoros fueron cuidadosamente colocados en las ofrendas debido a su significado simbólico y valor. 

Es interesante notar que algunas regiones desempeñaron un papel crucial en la economía de los mexicas. Por ejemplo, la Sierra de las Navajas en el estado de Hidalgo, conocida por sus yacimientos de obsidiana, fue una fuente importante de materiales preciosos. Asimismo, la zona de Otumba, en el Estado de México, fue vital para el comercio y la economía mexica.

Sala 4: Huitzilopochtli

¡Para visitar esta sala es necesario hacer un viaje a través de la historia y la mitología de los mexicas! Uno de los protagonistas principales en esta trama es Huitzilopochtli, apodado “Colibrí Zurdo”. Este intrépido dios es el patrón de los mexicas y tiene un rol esencial como el dios de la guerra y la luz solar. Bajo su amparo, este pueblo floreció y se convirtió en uno de los más poderosos en la región mesoamericana durante el periodo Postclásico.

Huitzilopochtli es hijo de Coatlicue, hermano de Coyolxauhqui, la diosa lunar, y de las estrellas, conocidas como los Centzonhuitznahua, todos ellos dioses venerados por los mexicas. Su lugar destacado en el Templo Mayor resalta su importancia en la cultura azteca, donde representaba no solo la guerra, sino también la recolección de tributos, una parte vital de la economía.

Mientras exploras esta sala, te sorprenderás con diversos objetos relacionados con Huitzilopochtli. Uno de los tesoros notables es la escultura llamada el “Guerrero Águila”, hallada en La Casa de las Águilas, un sitio religioso al norte del Templo Mayor. Las investigaciones del doctor Leonardo López Luján ofrecen una interpretación interesante, considerándolos como Hombres Águila que representan al sol ascendente o al Tlatoani que asume su rol como gobernante.

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Además, encontrarás la representación del dios de la muerte, Mictlantecuhtli, entre las piezas exhibidas. Las esculturas de los Portaestandartes, que representan a los Centzonhuitznahua, hermanos de Huitzilopochtli, también son de gran relevancia. No te pierdas la colosal cabeza de serpiente en basalto, que simboliza la serpiente de fuego, la Xiuhcóatl, el arma con la que el dios guerrero venció a su hermana.

Esta sala también alberga otras joyas, como la representación de Mayahuel, diosa del pulque, relieves del “Señor de la Tierra” Tlaltecuhtli, varias esculturas del dios del fuego Xiuhtecuhtli-Huehuetéotl, y el impresionante monolito de Coyolxauhqui.

Este último se asocia al mito del nacimiento de Huitzilopochtli, ya que representa a la diosa lunar desmembrada y fue descubierto en una fecha memorable, el 21 de febrero de 1978.

Sala 5: Tláloc

Aquí, en la mitad de nuestra visita por el Museo del Templo Mayor, nos sumergimos en el mundo agrícola y en la fertilidad de la tierra, un aspecto fundamental de la vida que tenía enormes implicaciones económicas. Este mundo estaba bajo el cuidado de muchas deidades, y la principal entre ellas era Tláloc.

Tláloc, cuyo nombre significa “el que hace brotar”, era la personificación del agua divina y de la fuerza que fertiliza la tierra. Se creía que residía en las cimas más elevadas de las montañas, donde se formaban las nubes.

Aunque era una deidad benévola que aseguraba la prosperidad de las cosechas, también tenía un lado temible, ya que podía enviar rayos, heladas, inundaciones y granizo que ponían en peligro las cosechas. Esto resaltaba la importancia de su culto, que tenía un lugar destacado junto a Huitzilopochtli en el Templo Mayor de Tenochtitlán.

El culto a Tláloc era vital para las sociedades agrícolas, puesto que de él dependía la seguridad alimentaria. Un dato interesante es que, en ocasiones, se ofrecían sacrificios de niños en su honor, especialmente aquellos que padecían enfermedades.

Esto se debía a su semejanza física con los tlaloque, pequeños dioses ayudantes de Tláloc. Esta parte de la historia ilustra la profunda conexión entre la religión, la agricultura y la vida cotidiana en la antigua civilización azteca.

La presencia de Tláloc se manifestaba a través de una variedad de objetos simbólicos, como representaciones de remolinos de agua y rayos, así como la inclusión de caracoles, conchas, corales, peces y ranas. Además, se pueden apreciar numerosas jarras de piedra adornadas con su imagen, muchas de las cuales provienen de diferentes regiones tributarias y se encuentran en exhibición en esta sala.

Dentro de este vasto conjunto de objetos relacionados con Tláloc, algunos elementos destacan notablemente. Entre ellos se encuentra la famosa olla decorada con la imagen de esta deidad, una representación de un Chac Mool, una escultura de un caracol marino y un relieve que combina las imágenes de Tláloc y Tlaltecuhtli, la deidad de la tierra.

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Sala 6: flora y fauna

En esta sala podrás explorar objetos provenientes de ofrendas que se realizaron en el Templo Mayor y otros edificios del Recinto Sagrado.

Una característica sorprendente de estas ofrendas es que muchos de sus elementos estaban relacionados con animales y plantas. Esto nos habla de la profunda conexión que los mexicas tenían con su entorno natural y el alto valor que le atribuían en su mundo religioso.

De hecho, es interesante notar que varios dioses prehispánicos tenían cualidades y características que se asemejaban a animales, lo que reflejaba su minuciosa observación y aprecio por el ecosistema en el que vivían.

Sala 7: agricultura

En esta sala, encontrarás una gran variedad de objetos que representan los utensilios de labranza utilizados por los mexicas en su agricultura, así como herramientas esenciales para su sustento económico. La agricultura desempeñaba un papel central en la vida de los mexicas y estaba estrechamente vinculada a su calendario.

Cada mes o veintena estaba dedicado a dioses tutelares, y muchas de las festividades se centraban en Tláloc y otras deidades relacionadas con la fertilidad. Chalchiuhtlicue, compañera de Tláloc, era una de ellas, al igual que Chicomecóatl, la diosa de los mantenimientos, y Xilonen, la diosa del maíz.

Además de la agricultura, el comercio organizado era otra actividad económica clave para los mexicas. Los comerciantes, conocidos como pochteca, gozaban de un alto estatus social y eran altamente respetados.

El epicentro de esta actividad comercial se encontraba en el mercado de Tlatelolco, el cual dejó una impresión duradera en los conquistadores, tal como lo relataron en sus crónicas. 

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Sala 8: periodos colonial y moderno

A pesar del tumulto y la tristeza que trajeron consigo la llegada de los españoles, la transición entre la época prehispánica y la época novohispana fue tan gradual que en esta sala se puede observar cómo algunos aspectos culturales distintivamente mexicas continuaron existiendo, mezclándose con las nuevas ideas europeas.

Con el tiempo, estas influencias se transformaron en nuevas formas y estilos que gradualmente desplazaron al mundo antiguo. Los objetos que se exhiben en esta sala abarcan un amplio periodo, desde los primeros años de la colonia hasta el siglo XX. 

Conclusión

¡Qué visita tan increíble hemos tenido explorando el Templo Mayor y su museo que nos muestra el impresionante legado azteca en el corazón de la Ciudad de México! A lo largo de nuestro recorrido, hemos viajado atrás en el tiempo para descubrir la fascinante cultura, religión y vida cotidiana de los antiguos mexicas.

Este sitio es un verdadero tesoro que nos conecta con el pasado glorioso de México y nos permite apreciar la riqueza de su historia. Desde las esculturas majestuosas hasta los objetos cotidianos, cada pieza nos cuenta una historia única y nos sumerge en un mundo lleno de misterio y maravilla.

Si te ha cautivado tanto como a nosotros esta experiencia, te invito a dar un paso más allá. Reserva un tour guiado para tu visita al Museo del Templo Mayor. Los guías te llevarán a través de los pasillos del museo, desvelando historias intrigantes y detalles ocultos que enriquecerán tu experiencia.

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